De acuerdo con diversos artículos, el propósito «brinda significado e impacto a lo que sienten los Colaboradores y es la fuerza que los anima.» Por ello es importante replantearnos –tantas veces como sea necesario– cuál es nuestro propósito, pues representa el modelo de valor y contribución en el entorno laboral.

Al mirar las cosas desde perspectivas diferentes, identificamos múltiples caminos para reencontrarnos con el propósito personal y profesional. Es importante ser honesto con uno mismo, preguntarse de dónde surge la conexión con el trabajo y así hallar nuevas formas de generar un mejor ambiente laboral. Si tenemos claro que somos personas en evolución y desarrollo, dispuestas y con la mente abierta a escucharnos, será posible reflexionar sobre lo que nos inspira y comprenderemos cuál es nuestro impacto en el mundo que nos rodea.

Existen ejercicios de reflexión para reencontrarnos con nuestro propósito. Como conocer claramente las causas que nos mueven, dónde invertimos tiempo, las actividades que hacemos por gusto, cómo disfrutamos el tiempo y cómo nos entretenemos, a quiénes admiramos, entre otros puntos a considerar.

Una forma de reencontrar el propósito es seguir el modelo «Ikigai», un concepto japonés que combina las palabras «iki» que significa vida, y la palabra «kai» (pronunciada como gai) que representa valor, efecto, resultado o utilidad. En francés lo llaman «razón de ser».

Para alinear el propósito personal con el laboral y organizacional, es necesario identificar cuál es el rol que jugamos dentro de la Empresa, definir qué hacemos para que la Organización cumpla su misión y genere impacto en la comunidad. Tenerlo claro aumenta el nivel de satisfacción y sentido de contribución: un paso más para trascender, fortalecer la resiliencia y el compromiso con lo que hacemos.

Por otro lado, el «viaje del héroe» es un modelo para contar historias y es posible utilizarlo para narrar la nuestra, convirtiéndola en la motivación para alcanzar los propósitos personales. Para comenzar el viaje heroico hay que considerar que en todas las culturas y sociedades, las visiones que expresan las historias humanas coinciden en un mismo eje: «La búsqueda del ser, el despertar de la fuerza y la sabiduría que todos llevamos dentro.» Bajo esa premisa se superan dificultades, vulnerabilidades, dudas, tentaciones y fracasos para avanzar y crecer.

Una de las lecciones más importantes del «viaje del héroe» es que las personas extraordinarias no existen, sino las personas ordinarias que hacen cosas extraordinarias.

Cuando realizamos un trabajo orientado a un propósito, el desempeño es diferente porque ponemos más de nosotros. Esta vinculación invita a involucrarnos, generar mayor determinación y alinear las metas de todos, para así generar un sentido de pertenencia, visión compartida y unión que mejora los lazos. Estas relaciones de confianza dan lugar a una sinergia tanto de políticas como de prácticas, conductas y comportamientos.